domingo, 26 de agosto de 2012

¿Ha reparado usted, amable lector, en que el pan mini es cada vez más mini y el normal, menos normal?¿O que el papel de cocina y el higiénico, a medida que sus rollos van avanzando, su calidad va a peor, que se vuelven cada vez más finos, casi transparentes?¿ O que los tubos de pasta dentífrica o de geles y pomadas medicinales, cada vez, tienen menos pasta, menos gel y menos pomada, pero, cada vez, más aire?¿Y los enlatados, se ha fijado usted, sufrido consumidor, en que los enlatados de frutas, de atún o de sardinas, tienen cada vez menos fruta y más almíbar, menos atún o sardinas y más aceite, a ser posible, de semillas o de girasol?¿Y las revistas y los periódicos, cada día con menos hojas y éstas, cada vez, más finas también?¿Habrá reparado usted, amable lector y sufrido consumidor, en que las delgadas láminas plásticas que separan las lonchas de jamón o de queso, que nos venden envasados, son cada vez más estrechas y, por lo tanto, no cumplen ya con la función de protegerlos de la sequedad y el endurecimiento?¿Se ha percatado usted de que nada de lo enumerado ha bajado de precio, de que sólo baja la calidad?¿Estará todo esto justificado por la crisis, la oportuna crisis para unos pocos, y la desgraciada crisis para una preocupante mayoría?. De lo que sí estoy segura es de que usted sabe que, esta lista de interrogantes, se podría ampliar, pero yo no quiero agobiarle más de lo que me agobia a mí. Desde mi punto de vista de ciudadana que hace uso de gran parte de los productos citados, creo que en nombre de la cacareada crisis hay quien no pierde, ni está dispuesto a perder, un céntimo de sus ganancias de toda la vida aunque, para ello, haga uso consciente del fraude y del engaño. 

Como broche que sirve para ilustrar esta aseveración - nada sesuda, por otra parte -, sirva este execrable ejemplo: empresario del ramo sanitario al que le recortan en un 17%, una subvención proveniente del dinero público y, ni corto ni perezoso, lo hace repercutir, en su totalidad y de inmediato, en los salarios y condiciones de trabajo de sus empleados y en la calidad del servicio prestado a sus clientes, unos clientes enfermos y dependientes. Las leyes y convenios establecidos no existen para este individuo. Al mejor estilo dictatorial de tiempos pasados. Con lo que no contaba este avaro insolidario y explotador es que ese personal laboral se uniera, más que nunca, le denunciara a los órganos oficiales pertinentes y acabara ganando la partida que, de modo tan sucio y torpe, pretendía imponerles.

Lamentablemente, no será el único caso que utilice la crisis como pretexto. Seguro que usted, amable lector y sufrido consumidor y contribuyente, conoce otros muchos. Incluso, puede que, en sus propias carnes, haya soportado alguno ...

2 comentarios:

  1. Hay gente capaz de sacar de la misma pimienta siete lonchas de salchichón...

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    1. Gracias, Sr, Sierra, por su presencia en este nada pretencioso blog. Es una lástima que esa habilidad que usted menciona no se aplique a lo que sea más beneficioso para todos, no sólo en momentos tan duros como los que están tocando, sino en todo tiempo. Me temo que la crisis agudiza el ingenio de los que más directamente la sufren, pero también el de los que se aprovechan de ella para esquilmar, defraudar, engañar y/o robar, y hacerse más ricos de lo que ya, seguramente, eran. Un saludo.

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