domingo, 9 de septiembre de 2012

Escribir o no escribir, esa es la cuestión

(El título de esta entrada es obra de Jane, a la que le agradezco que haya tenido la deferencia de hacerlo)

Entrar en una blogoteca como la de 20minutos es como acceder a un universo infinito de múltiples y variadas ideas. Seguramente, unas, muy buenas. Otras, originales. La mayoría, supongo, aceptables. La minoría, supongo también, regulares tirando a malas. Y digo que supongo porque es imposible llegar a abrir, para ver qué contiene cada una, las casi seis decenas de miles de bitácoras que esa inmensa colmena de blogs tiene registradas y distribuidas a lo largo de veinte categorías. Es cierto que casi todos se adscriben a varias de ellas, lo cual reduce el número total en unas cuantas cifras que no llegan a ser, ni siquiera, significativas. 

Si a esta forma de reunir tantas y tantas iniciativas que se dan a conocer gracias a 20minutos, le añadimos, por ejemplo, Blogger, el servicio propiedad de Google a través del cual se crean y publican millones de bitácoras en línea, o los blogs que suelen acompañar a todo diario o plataforma digital que se precie, las cantidades pueden dispararse hasta donde se hacen incontrolables. 

Releo lo que acabo de escribir y de inmediato me pregunto que qué hago yo aquí. Que cómo me atrevo a seguir juntando letras y añadiendo líneas a este blog número x elevado a la enésima potencia, que forma parte de la inmensa blogoteca del diario digital. Que para qué lo he registrado en ella, si tengo tan claro lo infinito de su tamaño. Que cómo soy tan ilusa como para pensar que esto lo llegue a leer alguien más de los cuatro, seis o diez amigos que a una no suelen fallarle. Que, en definitiva, no soy más que un granito, casi microscópico, perdido en una montaña de buenas, originales, aceptables y regulares ideas.

Vuelvo a releer y vuelvo a reflexionar: a pesar de todo lo que sé y de todo lo que declaro, aquí continúo. Y es que juntar letras para formar palabras y, con ellas, plasmar ideas, se convierte en un veneno que se lleva en la sangre desde siempre y por la vía de la herencia y, ya se sabe, cuando eso ocurre es prácticamente imposible contrarrestarlo. Aunque a una le ronde, muchas veces, oponer resistencia y arrojar la toalla. Aunque una esté convencida de que es la millonésima parte de uno de los millones de granos que forman esa inmensa montaña de blogferas o blogosferas - como más guste -, y sepa que aquí sólo entran esos buenos amigos que a una no suelen fallarle. Quizá, esa sea la razón de continuar: la fidelidad de los amigos. Y por el veneno, claro... Sí, quizá sea eso. 

4 comentarios:

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    1. También, Lolina, también. Lo que pasa que esto es para mí como respirar o caminar. Algo tan natural que no reparo en que también me divierte. Así pues, gracias por hacérmelo ver.

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  2. Yo creo que una escribe por lo que dice Lolina, por lo divertido que es. Y no te preocupes, los amigos no fallan y apreciamos lo que escribes. Y encima, poco a poco vas haciendo otros amigos que no te conocen la cara pero sí el espíritu, y también cuentan.
    Oye, ¿y el título? Podría ser "Escribir o no escribir, esa es la cuestión".

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    1. Me gusta el título, Jane, aunque sabes lo que me cuesta definir lo que hago como escribir. Creo que no paso de juntarletras, si se me permite un símil inventado de ese verbo que tanto respeto me infunde. De todas maneras, la autora del título eres tú y, con todo el respeto también, así lo pondré. Gracias por dármelo.

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