martes, 6 de noviembre de 2012

Cargos de quita y pon

Cuando en Noviembre de 2011 cambió el gobierno de este país a resultas de las elecciones generales anticipadas, comenzó el acostumbrado relevo de cargos y responsabilidades. Cambios que llevaron sus tentáculos hasta la televisión y la radio públicas, como también suele ser habitual. En aquellos días y posteriores, tanto en estos poderosos medios como en los periódicos de papel o en la Red, era noticia constante que si fulanito se había marchado voluntariamente y antes de que lo cesaran, o que ciclanito sustituía a menganito como director general del ente público. Los hubo que se anunciaron con antelación y también los que se hicieron a bocajarro, de un día para otro y, probablemente, con alevosía y nocturnidad. En resumen, unos, a petición propia del afectado; otros, por decisión de la superioridad. 

Entonces, y desde hace muchísimo tiempo, me asaltan las mismas preguntas: ¿Por qué ocurre esto con cada cambio de gobierno? ¿No deben ser la competencia y la eficacia de los distintos profesionales las que deban primar?¿De qué sirven esos - dicen - importantes niveles de audiencia de tal o cual programa? ¿Es que esos programas aleccionan en uno u otro sentido ideológico: izquierda, derecha...?¿Creen los dirigentes políticos que los oyentes/televidentes somos tan tontos que se nos manipula sin que nos demos cuenta? ¿Es esto un indicador de democracia?. 

Quizá sea mi ignorancia sobre las triquiñuelas políticas al uso, vengan de donde vengan, o quizá la ingenuidad de creer que las cosas que ocurran en estas situaciones deben ser objetivas, limpias, respetuosas y transparentes, las que me llevan a plantear todas estas cuestiones. Los más entendidos y enterados me dicen que es la política del "Quito a los anteriores para poner a los de mi partido" o del "Los favores hay que pagarlos" o del "Sólo me fío de los míos"

Cuando una llega a estos niveles de conocimiento básico de esta macromaquinaria y, además, recuerda un breve paso por la Consejería de Educación del primer gobierno autónomo canario, en calidad de coordinadora y asesora técnica para temas de reforma educativa, no le queda otro remedio que lamentar que las cosas funcionen de esta manera en la política. Si no se estaba a favor de los que mandaban, daba lo mismo el que se demostrara ser un profesional capacitado, trabajador y eficiente. 

Fui testigo de las trabas y reticencias que se pusieron al nombramiento de un compañero, indispensable para la puesta en marcha de aquel proyecto novedoso. Y todo porque en reuniones previas, y en su calidad de profesor de a pie, había hecho unas simples preguntas en torno a datos concretos que podían afectar a la trayectoria futura de los alumnos y de los que ejercían su especialidad. Por lo que contaban los que supieron de aquel veto, el citado profesor se había significado, - para la cúpula dirigente -, poco menos que como un reventador del sistema y un obstáculo para avanzar. Al final, no les quedó más remedio que dar luz verde al "sospechoso" porque los plazos para la constitución del Gabinete Técnico se acababan y no se conocía a ningún otro que, además de gozar de las "simpatías" oportunas, ofreciera las mínimas garantías de experiencia, trabajo y dedicación. El paso del tiempo demostró que no se facultó, para aquel cargo, a un enemigo. Todo lo contrario: se nombró, en definitiva, a una persona entusiasta, eficaz colaboradora y, además, crítica y con muchos argumentos para serlo. 

Dos años más tarde de aquella peripecia profesional, también sufrimos el cese de nuestros puestos - exclusivamente técnicos -, por cambio de partido al frente del Gobierno autonómico. La nueva dirección de la Consejería nos invitó a continuar, pero ignorando nuestro trabajo anterior y creando una estructura de mando que eliminaba toda la línea de actuaciones seguida y la enorme y constante labor de equipo que se había logrado en los años iniciales de la reforma experimental. Como puede deducirse, no aceptamos aquellas condiciones y volvimos a nuestras funciones, de toda la vida, como profesores en el centro de enseñanza que a cada uno le correspondía. 

Quizá sea esta propia experiencia la que me lleva a seguir rebelándome ante esa inveterada costumbre política. Me subleva que no se atienda a la calidad humana y profesional de aquellos en los que se delega, para sacar adelante tareas encomendadas a los gobiernos. Tareas que han de repercutir en el bien de todos los que les han elegido y de los que no lo han hecho, pero que respetan el resultado de la mayoría. Gobiernos que, a la vista de lo reciente y de lo pasado, "olvidan" el deber de cumplir, honrada y eficazmente, el mandato que se les otorga a través del voto individual, libre y democrático. 

Quizá sea aquella pasada experiencia personal la que me enseñó a ver que, por encima de partidos e ideologías, hay que aprender a respetar al trabajo bien hecho y a las personas y los equipos que lo hacen posible. De ahí que esa experiencia tan cercana, me haya llevado a que me siga haciendo la misma serie de preguntas, cada vez que cambian los gobiernos.

4 comentarios:

  1. También me las hago yo, cuando veo como quitan a buenos locutores con gran éxito de audencia ¿Qué temen? Dan una malísima imagen porque parecería que son cargos políticos y que los locutores tienen que ser del partido ganador para arrimar el ascua a la sardina, y no personas objetivas e independientes. Y después se extrañan de que la gente pierda la fe en los políticos, en la prensa, en las promesas de transparencia... ¡Qué país!

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    1. ¿Ocurrirán estas cosas en otros países o, una vez más, son exclusivas de este en el que nos ha tocado vivir? Si sólo se dan por aquí, seguimos batiendo récords en aspectos negativos. ¡Qué tristeza y qué mal dice de nuestros políticos!.

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  2. Lo siento pero creo que hay un hecho capital que no se ha tenido en cuenta, y es que en esta cuestión precisamente fue el PSOE, con Zapatero a la cabeza con la ingenuidad que siempre le caracterizó, pero haciendo gala de profundas convicciones democráticas, quien modificó la legislación por la que RTVE se regía, para que dejara de ser la que en el pasado fué la televisión de Suárez, González, y Aznar e intentar así que el ente se pareciera un poco al modelo de la BBC, en la que a ningún político se le ocurre realizar ningún tipo de injerencia (o eso dicen los entendidos en esta cuestión). Y ha tenido que llegar este gobierno reaccionario y neofranquista a hacernos retroceder(en este tema también)una década o más, en la más asquerosa limpieza política jamás vista en la radio-televisión pública.

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    1. Lamentable el que lo que dispone un gobierno, llegue otro y lo ignore. ¿No existen medios, decretos, leyes, (lo que sea), que impidan estas continuas faltas de respeto a lo que, antes, otros deciden en nombre de la lógica, el sentido común y la democracia?¿Tendrán que ser leyes orgánicas las que deban hacer cumplir estos principios? Si no son capaces de ponerse de acuerdo, ni siquiera para un asunto tan crucial para un país, como es la educación, menos lo harán para el tema de relevos y sustituciones...

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