viernes, 26 de octubre de 2012

Frases hechas, ideas deshechas

Tengo claro que frases, expresiones, saludos y despedidas que hoy usamos con enorme frecuencia, no son materia de estudio y, probablemente, ni estén catalogados bajo algún epígrafe por ningún experto y, a lo mejor, ni siquiera recogidos en bitácoras especializadas o estudiosas de estos temas. Hoy me atrevo a hacerlo yo con unos pocos sin ser, en absoluto, especialista. Sólo una aficionada convencida de la fuerza de la palabra viva. Una aficionada que tiene el oído muy atento a lo que oye y la vista, a lo que lee. En este apartado de hoy, sobre todo a lo que oye. 

A cada momento, en cualquier conversación mantenida con familia y/o amigos, se repiten frases hechas como "Lo que tenga que ser, será", "No queda otra" o "Es lo que hay". También "Lo que hay que ver" o "Lo que hay que oír", aprovechadas, por cierto, como títulos para programas televisivos o radiofónicos. Las escuchamos en tertulias organizadas en cualquiera de estos medios audiovisuales, o en las de la cafetería, tasca o restaurante que frecuentemos o visitemos esporádicamente. Asimismo, en comentarios deportivos, ya sea por personal especializado o por apasionados seguidores de uno u otro equipo. 

También las inventan y las popularizan personajes del mundo del humor que, por tener mucha audiencia, terminan instalándolas en el lenguaje coloquial de sus numerosos seguidores. Ejemplo, entre otros, que va convirtiéndose en clásico es el "Si hay que ir, se va". Las celebramos muchísimo cuando el que las dice a media lengua o con lengua trapo, es un crío de la familia que, de tanto oírlas a sus mayores, termina repitiéndolas a su manera. Para mí, todas ellas encierran un cierto aire fatalista, de resignación o de conformismo que va más allá de la aparente ocurrencia. No sé si los tiempos que estamos viviendo contribuyen a su uso o no tienen nada que ver con ellos. 

En el variado universo tertuliano las hay especializadas en asuntos políticos que también usan frases-latiguillos, como, por ejemplo, "Pasar página" o el tan traído y llevado "Poner en valor", expresión que hicieron su favorita los socialistas y a la que se ha unido todo el espectro parlamentario. Un galicismo innecesario, mettre en valeur (poner en valor), con el que se está sustituyendo una palabra española tan expresiva como valorar, aunque algunos lo traduzcan como valorizar, de mucho menos uso en nuestro idioma y de pésima eufonía. 

Asimismo, los adverbios "básicamente" y "obviamente" están a la orden del día. En especial, en un atractivo meteorólogo, de una cadena de televisión, que aplica estos latiguillos en los informes del tiempo que presenta y desarrolla. Explicaciones muy exhaustivas y detalladas que, por lo largas, le permiten intercalarlos muchas veces, llegando a ser obsesivos para el que los oye. 

En cuanto a los saludos y despedidas se refiere hay uno, en particular, que siempre me llama la atención: "Hasta luego" o el más cariñoso "Hasta lueguito". Cuando los empleamos estamos diciendo lo mismo que "Hasta dentro de un rato" o "Hasta después". Es decir, que entre quien lo dice y quien lo recibe sólo pasará un corto espacio de tiempo para volverse a ver o a hablar. Sin embargo, desde hace ya mucho, se está aplicando en sustitución del simple "Adiós", de ese saludo sine die (sin día), que no tiene día fijado para volver a encontrarse y que se da cuando no se van a ver u oír de inmediato. Es el saludo que no tiene fecha límite, pero que deja abierta la posibilidad de que vuelvan a verse. 

Se le dice "Hasta luego" tanto al que se acaba de conocer y, de antemano, se sabe que no se volverá a ver u oír nunca más, como al que se va de viaje, al otro lado del mundo, y quizá no volvamos a encontrarlo en muchos meses o años. Para mí, es una expresión sorprendente por lo impropio de su uso y por la gran cantidad de gente que la emplea para despedirse. Por eso, cuando se me escapa, de tanto oírsela a otros, me digo que, para la próxima, no volveré a repetirla. Complicado autoencargo éste, cuando son rarísimas las personas, conocidas o no, que se lo dicen a una constantemente y, una, termina cayendo en el error comentado. No dudo que tenga un origen y una razón de ser que desconozco y que explicarían el porqué del arraigo en los hablantes actuales. 

Y como no queda otra y esto es lo que hay, después de lo que hay que ver y de lo que hay que oír, básica y obviamente, pasaremos página para poner en valor que lo que tenga que ser, será y si hay que ir, se va. Para terminar, un ¡hasta luego! aunque quizá deba decir un ¡adiós!, porque puede que muchos, después de este chascarrillo banal, se despidan de mí, hasta nunca jamás.

4 comentarios:

  1. Cómo diría El Dr. Jones Senior "Esto es intolerable..."
    Buen post (como siempre)

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  2. Me encantó, Charo. Y como adiós suena casi igual que ad Kalendas graecas, pues hasta la próxima, hasta pronto, hasta más ver, hasta luego cocodrilo. Besos.

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  3. Muchas gracias a los tres, por vuestra presencia y por vuestras aportaciones, incluida la latina, ilustre profesora de ésta última. Me encanta el Latín, pero me quedé en lo muy básico, por aquello de haber elegido Ciencias, cuando, como ahora, había que hacerlo también, pero un poco más jóvenes. Saludos cordiales para todos.

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